En el mundo laboral, los temas de diversidad e inclusión siguen siendo objeto de discusión a pesar de la gran apertura y protagonismo que han tenido en los últimos años. Si bien en muchas organizaciones se promueve la idea de que la inclusión y la diversidad en el ambiente laboral son fundamentales para el correcto desarrollo de la organización, no en todas las empresas se cumplen estas consignas y mucho menos se atienden los casos de discriminación y acoso por motivos de, identidad de género, religión, o hasta temas raciales. En un mundo tan diverso como lo es nuestra actualidad, sorprende que temas tan importantes como la inclusión y la diversidad sigan siendo un tema poco prioritario dentro de la agenda corporativa de las empresas, más aún cuando se ha demostrado que un ambiente de apertura y diversidad dentro del entorno laboral motiva a los colaboradores a sentirse en completa comodidad y confianza de ser ellos mismos, lo que conlleva a percibir buenos resultados y un alto índice de productividad.
En pleno siglo XXI, la diversidad y la inclusión sorprendentemente siguen siendo un tema que pocas veces se lleva a la práctica, tanto en las pequeñas empresas como en los grandes corporativos que suelen jactarse de ello a nivel propagandístico. Más allá de cumplir con ello en un manifiesto empresarial, es necesario implementarlo mediante acciones y con el ejemplo, promoviendo en la cultura organizacional un ambiente de igualdad, respeto y libre de prejuicios de cualquier tipo. Para ello, es necesario identificar que no todos los miembros de una empresa piensan de la misma manera, por lo cual se deberá promover un cambio cultural donde todos los integrantes de la organización estén en sintonía respecto al significado de la diversidad y la inclusión laboral.
La mejor manera de implementar una cultura inclusiva y diversa es mediante la capacitación del personal, promoviendo el respeto y el profesionalismo entre todos los miembros de la organización de manera que los temas personales de cada uno de ellos sean motivo de aceptación y no de discriminación. Una cultura de apertura donde todos puedan ser partícipes de las decisiones importantes de la empresa es otra buena forma de establecer una cultura de equidad, por lo que animar a los líderes de la compañía a establecer un diálogo inclusivo es una buena estrategia para promover un mejor ambiente laboral sustentado en el respeto y el reconocimiento profesional. Por último, atender cualquier caso de acoso y discriminación a tiempo y tomando las medidas necesarias ayudará a erradicar relaciones hostiles y detectar al personal potencialmente peligroso dentro de la organización.
Está constatado que las empresas cuya cultura laboral promueve y aplica la diversidad y la inclusión en todos los aspectos cuenta con una mayor productividad, pues sus trabajadores suelen sentirse en confianza de ser ellos mismos y por ende, los resultados generados son mejores lejos de cualquier ambiente de acoso y discriminación, donde el libre ejercicio de su profesión no tiene impedimento alguno para dar resultados extraordinarios. Por ello, garantizar un ambiente sano de inclusión, diversidad e igualdad en la cultura organizacional podría traer el cambio necesario en busca de mantener un desempeño laboral óptimo y promover un trato digno y respetuoso para todos.
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