La incursión de la mujer en el mundo empresarial es cada vez más notoria, destacando en lo que se refiere a los puestos de liderazgo corporativo en la actualidad. La apertura de nuestros días respecto al rol que desempeña la mujer en el sector laboral ha hecho que su participación sea más notoria y su influencia genera resultados positivos dentro de la industria. Pero a pesar de esta constante incursión, que manifiesta que el género femenino está a la altura de cualquier puesto corporativo, las mujeres siguen encontrando muchas veces en su camino esa brecha que las mantiene en puestos de menor rango empresarial, situación acrecentada por políticas corporativas arcaicas y prejuicios respecto a sus capacidades, además de una idea fuertemente arraigada en nuestra cultura donde se visualiza a la mujer en roles familiares preestablecidos y no como profesionistas capaces de liderar una organización a la par de sus compañeros hombres.
Buscando romper paradigmas, las profesionistas de hoy en día demuestran ser elementos necesarios para el funcionamiento ideal de una organización, dotadas de talento y habilidades propias de ellas mismas, como lo son su apertura al diálogo, el trabajo en equipo, la disciplina y una pasión única en busca de lograr sus objetivos, que convierte al género femenino en componentes corporativos más que esenciales para el mundo empresarial.
A pesar de ello, las mujeres se encuentran con una serie de retos que en la mayoría de los casos impiden su crecimiento profesional en la búsqueda de posicionarse como líderes en la industria, retos que influenciados principalmente por el tema cultural y la dificultad que muchas de ellas enfrentan para desarrollarse de forma plena en su profesión: encontrar un equilibrio entre la vida profesional y los aspectos personales y familiares. Desafortunadamente las mujeres han visto el tema cultural como su principal “techo de cristal” en el mundo laboral, encontrándose con una cultura que ve a la mujer en roles predispuestos que en la actualidad nos suenan obsoletos, como lo son el cuidado del hogar y su rol dentro de la familia. Lograr el equilibrio entre la vida personal y su desarrollo profesional es una de las principales metas de las mujeres en el mundo empresarial, tarea que no solo demuestra su gran potencial como personas sino como elementos capaces de dar resultados en cualquier reto que se interponga entre su determinación y el éxito.
Hoy en día predomina su participación en puestos menores incluso si su preparación las hace merecedoras de una posición directiva digna del liderazgo, que si bien equilibra la balanza de género en el entorno laboral, sigue siendo el principal reto de su incursión empresarial el marcar un antes y después e instaurar un punto de partida buscando la apertura que la generación actual comienza a cimentar respecto al rol de la mujer en las empresas y las oportunidades futuras, buscando un panorama donde el éxito empresarial de la mujer deje de ser visto como todo un antecedente extraordinario y sea percibido como lo que cualquier mujer pueda lograr valiéndose de su talento, profesionalismo y habilidades más que de una situación de inclusión y equidad que demerita sus logros y competencias. En el mundo laboral no se trata de determinar qué participación es mejor, sino que acciones conjuntas determinan el éxito corporativo, y esto se logra mediante el trabajo activo de mujeres y hombres por igual.
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